Con los brazos de unas y las manos de otros hicimos un tejido fuerte y diverso que nos podía llevar a cualquier sitio. Era flexible, se mecía cuando bailábamos, sin soltarnos nunca. Ya no sabíamos dónde acababa la piel del vecino, dónde estaba la nuestra. El destino perdía interés, nos apasionaba lo que lográbamos mientras. […]

La chica de la cafetería que siempre toma cerveza y no come carne, bruja. Tu hermana, que vive sola y viaja cada dos por tres, bruja. La abuela, que se divorció a los 70, qué barbaridad, bruja bruja. Esa mujer que imparte yoga y lleva el pelo revuelto, ésa, bruja. La niña que pregunta los

Hay gente que no baja nunca a la calle. Todo lo divisan desde arriba. Una abuela en mi barrio, por ejemplo. Siempre asomada a la ventana, que limpia varias veces al día, y que brilla si hace sol. Las personas que miran desde arriba nos ven sin ser vistas a menudo. Son un poco etéreas,

El martes pasado el Rincón era un poco el Camarote de los Hermanos Marx. Se juntaron los astros y muchas personas de bien decidieron cobijarse bajo el techo rinconero, al amor de su pellet. Resulta que eran tantas que a las 19’30h teníamos un panorama muy cinematográfico. La sala pequeña, con la gente de la

Es otra. Es una de las de siempre. En este caso Aclis, en plena Virgen del Amparo. Liquida, cierra y deja otro local vacío. Esto pasa mucho en nuestra ciudad, pasa casi todos los meses. Pero estamos saliendo de la crisis, ojo. Es cierto que otros espacios abren sus puertas, y esperan tener un hueco

Mejor actor revelación: para Víctor, nuestro chico de prácticas, que actúa incansable cada tarde colocando el sótano. Mejor actriz revelación: para Blanca Goicoechea, por ser nuestra nueva fichaje y posibilitar el taller de movimiento. Mejor dirección artística: para Inma Haro y sus tardes creativas que igual te relajan que te remueven enterita. Mejor montaje: a los

De siempre le había gustado el aguacate. Se lo descubrió su padre, una tarde aburrida, que no había bocata para merendar. «Mira, prueba esto«, abrió en dos aquella fruta rara, rugosa por fuera, suavísima por dentro, y le ofreció una cuchara para comérselo. Compartieron un aguacate cada tarde aquel invierno, o al menos eso recuerda.

Una señora mayor entró a la farmacia cuando yo estaba a punto de pagar en el mostrador. – Buenas tardes. – Buenas tardes, señora Manuela. – Sólo vengo a dejaros unos caramelos de miel.  – Pero mujer, no tiene que venir usted a traernos nada… – Sí, sí, ¿cómo que no? Os iba a traer

Es algo que tienes dentro. A veces surge a borbotones. Se te atraganta a medio camino de las cuerdas vocales. Cuando escuchas hablar de tu pasión a alguien que la disfruta también, la sien te palpita, el pulso se desboca, el nervio te puede. No se puede ignorar aquello que se ama tanto. Esa cosa

Así que era eso lo que nos hacía falta. Ni dinero, ni consumo exacerbado. Ni siquiera los kilos de azúcar ingeridos estos días festivos, ni las luces chispeantes en casi cada calle. Tampoco que tocase el décimo de lotería que jugamos por obligación. Ni el despliegue de compromisos que conllevan a veces las fiestas. Así