A qué huele una amiga. 2-1-18

Habíamos quedado en la calle de siempre. Ella llegaba apresurada, con ese paso rápido, de puntillas, de quien va siempre con la cabeza llena de cosas que hacer.

Yo caminaba despacio, a paso lento, como quien va siempre con la cabeza llena de pájaros.

Nos sonreímos, una a cada lado del paso de cebra.

Nos fundimos en un abrazo sincero, y fue entonces cuando la olí.

Olía justo como hace 15 años. El mismo olor a ducha, a pelo mojado.

Fue un sólo un momento, pero sirvió para que me estremeciera, y me transportara a otros días de diciembre, a otros inviernos.

Nos vi de nuevo camino del instituto, arrastrando los pies y las mochilas. Oí nuestras risas adolescentes. Sentí que mi sangre estaba caliente y se extendía por mi cuerpo, regándolo de vida.

Olerte ha sido el mejor regalo para terminar el año, amiga.

No hace falta verte a diario -como entonces-, para sentir que somos las mismas de siempre.

* Estrenamos mes y también artesanas. Algunas de ellas repiten, pero traen cosas nuevas para los regalitos de Reyes, que están al caer. ¡Ven a conocerlas!