septiembre 2018

Era un fin de semana de mucho ambiente en la ciudad. La ciudad no parecía la ciudad, era otra, de otro sitio. Sin embargo, la gente era la misma, la de siempre, pero toda en la calle. En una terraza, un grupo de jóvenes con camisas coloristas y gafas de sol se reían y bebían […]

Siempre sabe a poco. El verano, el encuentro con amigxs, el rato en el mar, tu piel. De pronto ya estamos apurando los últimos días de agosto, y la gente empieza a hablar ya de cosas que pertencen al otoño: el cole, la vuelta, apuntarse a una actividad, las Ferias… Este verano llegó un poco

Llevo saludando al vendedor de periódicos de la plaza muchos años. Ya casi no recuerdo cuándo empezamos a hacerlo. Creo que fue cuando bajaba apresurada a coger el autobús a la estación, lloviera, o hiciera un sol de justicia. Siempre andando. Él colocaba con parsimonia las revistas y agrupaba los periódicos en el mostrador. Nos

Hay una mujer en el barrio que no se va de vacaciones. Es muy mayor y se nota que le pesa el cuerpo y los años al andar. Lleva unas batas de flores que parecen pintadas por un pintor impresionista, y a veces se apoya en una muleta. La mujer sin vacaciones ve con dulzura

Todos los agostos te veo en el mismo sitio. Recuerdo tu bañador azul, tus chanclas de lunares. El cloro acorta la distancia real entre A y B. Yo soy borrasca que llega, tú anticiclón que se retira. Meterme en el mismo agua que toca tu espalda me hace sentirme diminuto. Un trampolín hacia el abismo,

Lucrecia pasa la página con avidez. Cuando lee, jamás se olvida de sí misma y lleva cada palabra y cada acontecimiento al territorio de lo que ya ha vivido o al de lo que le queda por vivir. No es que se identifique con un personaje en concreto, sino que reconoce mínimos fragmentos que, de

Miré la cara sorprendida de mis hijos. Muchas veces la gente sostiene que tener hijos te empuja a hacerte viejo, que ellos te pasan las hojas del calendario en plena cara, que no hay manera de mantenerse joven si ellos crecen a tu lado. Pero hay otra cosa que tenía que ver con la forma

A tenía un armario que ya no quería. Lo colgó en el reUsa. B estaba actualizando Feisbul y lo vio a tiempo. Lo pidió para el Rincón. C y D le vieron posibilidades al mueble y buscaron una furgoneta para transportarlo. E ofreció la suya, acompañada de su tiempo y sus riñones para cargarlo. F

Lucrecia pasa la página con avidez. Cuando lee, jamás se olvida de sí misma y lleva cada palabra y cada acontecimiento al territorio de lo que ya ha vivido o al de lo que le queda por vivir. No es que se identifique con un personaje en concreto, sino que reconoce mínimos fragmentos que, de